Esto fue, sin duda alguna, lo que más me quemó de Juvenalia.
El stand de los servicios militares ocupa la mitad de uno de los 3 pabellones de la feria. Al parecer los militares deben andar escasos de gente, porque ponen todos los medios a su alcance (y no son pocos) para intentar atraer a la juventud.
- Los chavales se dan una vueltecita por las diferentes ARMAS DE GUERRA que posee el ejército español. De ellas la más impresionante es el tanque, donde suben y se hacen las fotos necesarias. Cuando bajan los militares les pintan, sin preguntar, la banderita de España en la cara. Sin comentarios.
- Después pasan un buen rato en el karaoke que han montado, ya me diréis vosotros qué tiene que ver esto con el servicio militar...
- Tras esto los chavales tienen la oportunidad de vivir emociones fuertes con el Bripac, y de paso pueden hacerse la fotito con el Cadillac de la Guardia Real, un coche de muchimillones que pone de manifiesto lo importante que es que gran parte del presupuesto estatal se destine a gastos militares (y esta parte crezca cada año).
- Por último, y no por ello menos importante, los chavales entran en una actividad sencillamente impresionante: les dan un palito y se dedican a buscar minas antipersona en la arena (ver foto). La idea es buena pero la cagada gorda: NO SE LES DA A LOS CHAVALES NINGÚN TIPO DE INFORMACIÓN SOBRE LA PROBLEMÁTICA DE LAS MINAS ANTIPERSONA EN EL MUNDO, como mucho alguno de los militares comenta a los que preguntan cómo marcar las minas, pero NADA MÁS. Total que los chicos salen con la idea de que las minas antipersona son la actividad más divertida del mundo. Después de ver esto ya me espero cualquier cosa... Lo más triste es que a la salida me encontré con que los guardias de seguridad del IFEMA estaban recriminando a dos señoras que no se podía repartir publicidad a las puertas de la feria: nada más lejos de la realidad; las señoras repartían hojitas explicativas del problema de los niños soldado y los conflictos armados.